Domingo de Ramos: «Un Sueño inusitado, o la Utopía de un Cofrade del Huerto» por Fernando Huete

Desde que se abrieron los cielos en esta mañana gloriosa de Domingo de Ramos, el nerviosismo inunda la popular barriada de la cuesta del Rayo. Tras la fervorosa misa de ramos y olivos los fieles estuvieron visitando en la sede parroquial del Santísimo Corpus Christi los pasos que en breve procesionarán por las calles de Algeciras.

A penas nos distancia unos minutos para que el pórtico de la parroquia del Corpus se abra para que el cortejo emprenda su estación de penitencia. Escuchamos ya al padre Curro invitando al silencio para comenzar con las preceptivas oraciones y mejores deseos para la estación penitencial, el interior de la parroquia es un hervidero de almas que esperan, en la lejanía se escucha el pasacalles de la banda granadina del Gran Poder tras los aplausos de los asistentes.

El reloj pregona las seis de la tarde y de repente los cerrojos del portalón quiebran el silencio tras las palabras del hermano mayor, y comienza a abrirse tras el clamor de una muchedumbre que inunda la calle Jacinto Benavente. La cruz de de caoba que guía al cortejo se hace presente en el dintel y algunos aplausos de emoción se escapan del público, tras ella la algarabía de los párvulos contagia la simiente cofrade del Huerto, seguidos de las diferentes insignias entre las que destaca el nuevo estandarte Sacramental que se estrena, un bello relicario que entre bordados de aplicaciones cobijan sobre tisú rojo a dos arcángeles que elevan una custodia de plata símbolo de la sacramentalidad de la cofradía.

Tras un nutrido número de hermanos nazarenos se vislumbran los ciriales que anuncian la inminente salida del paso de Misterio, en pocos segundos la marcha real pone en la calle al impresionante retablo barroco que es el paso de Jesús Orante, en la que podemos recrearnos con las cuatro nuevas cartelas que Fernando Aguado ha tallado para su estreno, dos más grandes que representan la ofrenda del justo Abel y a Melquiasedec en la ofrenda del pan y el vino, las otras dos de formato más reducido simbolizan los bustos de los profetas Jeremías y Ezequiel. También estrena San Egudiel (Ángel Confortador) nuevo nimbo de gloria que realza aún más la talla de Berlanga, y también ropajes brocados en oro.

Se aleja el paso y tras él los sones de la banda se hacen sonoros entre un barrio exultante. Ya asoma la crus parroquial y de igual forma que el misteri cristífero se acompaña de una nutrida representacíon de niños blanquiazules y de un cortejo de infinitas capas y capirotes azules, que este año estrenan en tela de sarga y nuevo escudo corporativo, pasan los distintos enseres y tras una nube de incienso se vislumbra como un sueño primaveral la realeza de María del Buen Fin, los sones del solo de “Rocío” de la banda Maestro Infante de la hermana Villa de Los Barrios crean una atmósfera que entrecorta el aliento, y aparece ELLA elevada sobre un jardín de hermosos arreglos florales, vergel de tonos inmaculistas ofrendado por su barrio devoto el Viernes de Dolores y que como cada año sorprende por su originalidad y buen gusto estético. La Señora de la Cuesta del Rayo luce primorosa un nuevo tocado de blondas de fino tul bordado que enmarcan tan bello rostro y también manípulo del mismo tejido confeccionado para enjugar tan preciadas lágrimas.

La brisa marina envuelve al cortejo que avanza con determinación por su barrio para dejar atrás una emocionante salida, Algeciras presumida de postra por las diferentes calles ,esquinas y rincones para disfrutar de la plasticidad que ésta cofradía ofrece en su discurrir; la chiquillería demanda la cera de los nazarenos para cubrir sus incipientes bolitas que acaban de empezar, mientras se agolpan en las aceras propios y foráneos a lo largo de todo el recorrido, pero la cruz de guía se abre paso por la carrera oficial, y la tarde crepuscular se vuelve lubrican en la Plaza Alta algecireña para dar la bienvenida al fervor de un barrio hecho cofradía.

Tras la cruz de guía un reguero de iluminarias que serpentean sobre el enlozado de la plaza, flanqueado por los nuevos palcos ampliados del consejo local de hermandades dan lugar al fervor popular al paso de la hermandad que como si de un bordado se tratase van hilando las calles hasta llegar a las plantas de nuestra Excelsa Madre y Patrona , Nuestra Señora de la Palma, para rendir culto en estación de penitencia a los pies de la Iglesia Mayor, Nao insigne de la cristiandad especial que descubren cada Domingo de Ramos como todo un barrio se echa a la calle para arropar a sus sagrados titulares.

Pasa el Cristo y después del reguero cerúleo de nazarenos hace parada la Señora dejando atrás la carrera oficial, pasados unos minutos emprende de nuevo la travesía , ya de vuelta, y que les llevarán en un continuo zigzás de sinuosas calles donde las saetas y los aplausos se hacen presentes, pero aún más cuando la Sacramental llega al parque María Cristina, Getsemaní Algecireño dónde los sueños más hermosos son interpretados de cofrades maneras. Allí se han congregado multitud de almas algecireñas para contemplar un año más un espectáculo único , de color, luz , aromas, fe, recogimiento y sentir de un barrio, y donde se multiplican valientes saetas que quiebran la noche dominical que ya expira. La magia de los momentos del parque preludian el ocaso del desfile, cuando al llegar de nuevo al barrio el gentío se hace hueco para ver llegar a su cofradía, primero llega glorioso el Señor bajo un olivo que éste año es más bello aún si cabe y que roza suavemente el dintel de la puerta que hace unos minutos se volvió a abrir para dar la bienvenida a sus hijos tras uno de los más largos recorridos de la Semana de Pasión. Ha llegado el Cristo y elegantemente tras los sones granadinos ha encarado el pórtico de la gloria del Corpus , y con maestría se va perdiendo por el portalón entre ovaciones y con un himno nacional que irrumpe con fuerza en la noche Algecireña.

A lo lejos Ella, María llena de Gracia, va revirando con señorío Jacinto Benavente para encarar la calle que abarrotada de público ha estado esperándola durante la noche y que al son de Maestro infante camina al encuentro del Hijo Orante, una lluvia de pétalos la recibe desde las azoteas y balcones a mitad de la calle, para terminar llegando entre los vítores de guapa hasta la altura de la puerta parroquial, vestíbulo del adiós , zaguán de la despedida de 360º que hace vibrar a los presentes en ovación para proceder a la entrada de la Soberana y clausura del pórtico celeste que es esa puerta férrea de la parroquia.

De ésta forma se despide la Cuesta del Rayo de un Domingo Glorioso que se escribirá en la historia de éste barrio marinero y que se mantendrá en las retinas de quienes pudieron ver la gloria hecha arte, música y pasión de unos cofrades que cada año reviven la Pasión más universal para todo un pueblo.

Qué curioso acabo de despertar de un sueño que aún no acabo de digerir, era tan real, que me he incorporado y hasta tenía las mejillas húmedas de lágrimas; era tan real que no asumo todavía que no haya ocurrido. Uf vuelvo a la realidad del confinamiento y veo que mi traje de nazareno nuevo sigue colgado sin poder estrenar y que las músicas que había escuchado eran los sones de la esperanza de los muchos afectados por el coronavirus maldito que asola a nuestros mayores, esos que nos enseñaron tradiciones y a querer a nuestras imágenes sagradas.

Pues sí, penosa la hora en que me he despertado de tan emocionante retransmisión cofrade, era tan real…….

Fernando Huete Galiano para MUNDO COFRADE ALGECIRAS

Vestidor de la Virgen del Buen Fin de la Hermndad del Huerto

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