GRACIAS DON ANTONIO

“En las horas de la lucha, sé mi consuelo y al dejar esta vida, llévame al cielo”

Cuantas veces habrás cantado estos versos del Rendidos a tus plantas. Escribo estas líneas para despedir al amigo, dando gracias al Señor por su vida, por el regalo que ha supuesto para nosotros compartirla con nuestro querido D. Antonio Rodríguez Lucena.

Atraído por el santo de la alegría ingresó en la Congregación Salesiana, entregando su vida al servicio de los jóvenes, dejando su familia y su querida Écija donde vio la luz por vez primera, siempre ha llevado su tierra en el corazón por eso descansa allí definitivamente. De carácter afable difundió la devoción a María Auxiliadora, haciendo realidad como D. Bosco las palabras de María: Haced lo que Él os diga. Será recordado como buen salesiano, muy trabajador, gran amigo, siempre dando ánimo y entregado con la mayor generosidad y dedicación a toda misión que se le encomendaba. Cuántos buenos ratos hemos pasado junto a él.

En el mes de enero, fecha que no olvidaremos D. Antonio nos dio un testimonio increíble de esperanza, paz y calma, así fue como él vivió el atentado que Yassine, llevó a cabo en la fría tarde de invierno en dos lugares tan queridos en nuestra ciudad. Pero como decía nuestro Obispo en el funeral D. Antonio no se hizo famoso por este terrible acontecimiento. A él lo adornaban numerosas cualidades que lo han hecho conocido y querido, entre las que cabe destacar su acogida, simpatía, ilusión y ánimo… entregándose con la mayor generosidad.

Antonio, tu voz se pierde en el Hospital Punta Europa de Algeciras donde quiso Dios que pasaras los tres últimos días de tu vida, aunque no podías hablar bien percibíamos el cariño que nos tenías a través de tu sonrisa, te encontrabas con mucha serenidad, recibiendo mucho amor de todos.

Gracias, por todo y por tanto, por el bien que has hecho, con ese estilo que te caracterizó, por tu entrega en todo momento siempre disponible, por transmitir esperanza a nuestros enfermos, por estar siempre dispuesto para dar palabras de aliento y consuelo a todos sin excepción. Gracias por la alegría que repartiste a manos llenas en nombre de Dios. Hemos aprendido de ti muchas cosas, a ver la vida con un gran angular, a tener siempre como modelo a María como Auxilio en nuestras vidas. Ha sido un regalo tenerte. Con tu compañía, tus reflexiones, formación… has hecho que todos seamos participes del mensaje que Cristo vino a traernos, también a tantas personas a través de tu magnífico trabajo en el Despacho Parroquial. Tu acompañamiento espiritual ha sido fundamental en estos años sobre todo con la Hermandad de la Borriquita de la Línea, los Antiguos Alumnos, y los demás grupos a los que has estado siempre muy unido. Has sido padre, hermano, maestro y amigo siguiendo las huellas de Don Bosco. Años entregados al Señor en Algeciras y La Línea, años de servicio, de amor… años de ser signo y portador del amor de Dios a los jóvenes y no tan jóvenes, bajo la mirada siempre atenta de María Auxiliadora.

Estas líneas son solo unas pequeñas pinceladas de lo que ha sido tu paso por nuestra tierra, nos cuesta despedirte, esto ocurre cuando alguien marca, cuando alguien deja una huella tan grande. Muchos momentos, vivencias y celebraciones, el día a día… están plasmadas en fotografías, pero es mejor, que los recuerdos, los verdaderos, los que son difíciles de olvidar se guarden en el cajón del corazón, ahí quedaran para siempre…

No te decimos adiós Don Antonio, porque no se muere el que se recuerda con tanto cariño, y como decía Umbral: “está vivo en mí lo que está vivo de ti, el recuerdo”. Te vamos a encontrar en cada rincón de nuestra Casa Salesiana de Algeciras y de la Línea, y en todas en las que has trabajado, predicando y acompañando, en la alegría de tantos niños con los que has compartido en los distintos colegios por los que has pasado, la belleza de tantas celebraciones que hemos compartido contigo, el aroma de tu saber estar en los momentos importantes. Estás en esa paz, que nos acompaña y perdura en el tiempo cuando uno se siente amado, protegido, en esa luz que se transmite de generación en generación. Seguirás presente en aquellas cosas que siempre has amado, en tu familia de sangre y en la familia salesiana, en los patios con los juegos de los niños, seguro te cobijarás en la madera de Jesús de Medinaceli, en su Entrada Triunfal en Jerusalén a lomos de una Borriquita repartiendo Amor, o entre los pliegues del manto de nuestra querida Auxiliadora llenándonos de Alegría y Esperanza.

Don Antonio nos sobran recuerdos y nos faltan palabras, te marchas con un pesado equipaje ya que en él va todo el cariño de dos ciudades, así lo hemos podido comprobar estos días de tu despedida. Pasarás a la historia de Algeciras como un gran Sacerdote y un gran Salesiano. Permaneceremos unidos en la oración. 

Hermano en las creencias de nuestra fe y hermano en el cariño de todo lo que nos une, sigue con nosotros en el camino de la vida. Descansa en paz, Antonio, estoy segura que estarás muy cerquita de Don Bosco con una gran sonrisa, brillando con una luz inmensa. Ruega por nosotros al Padre que María Auxiliadora nos acompañe en el camino. Hasta siempre Amigo.

Inma Pérez Pizarro

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