La Prisión de Botafuegos celebra por primera vez la procesión del Corpus Christi

Los internos de la Prisión de Botafuegos vivieron un encuentro especial con Jesús en la Eucaristía. Todo comenzó con una vigilia de oración “Natanael”, animada por la parroquia del Rinconcillo y presidida por su párroco D. Juan José Galvín. La capilla de la prisión se llenó al máximo, creando un clima de oración y recogimiento ante la presencia de Jesús Sacramentado.

Otra vez más, Jesús tocó el corazón de los internos, depositando en sus corazones la paz y el amor.

El día del Cuerpo y la Sangre del Señor fue celebrado con muchísima solemnidad. Es la primera vez que se celebraba la procesión del Corpus dentro de la prisión. Otra vez, Jesús se hacía uno más entre los pobres y necesitados. Jesús, se convertía en un prisionero por nuestro amor. Un preso en la eucaristía y en el sagrario para dar calor y consuelo a tantos privados de libertad.

La Eucaristía fue presidida por el capellán trinitario, P. Manuel García, y vivida por más de un centenar de presos en el convivencial del Centro Penitenciario. Doce internos se revistieron de monaguillos, con albas blancas para dar mayor solemnidad a la celebración y ayudar en el banquete celeste aquí en la tierra. Los internos cantaban y alababan al Señor. El silencio y el respeto creaba un clima de adoración a lo que se estaba celebrando. No era una Misa más, era Jesús que se hacía pan para tocar los sufrimientos y debilidades de los internos. Jesús es de los pobres, y sin duda alguna el Buen Pastor reconoció a sus ovejas y sus pobres ovejas le reconocieron a ÉL.

Ver el convivencial de la prisión lleno de almas sedientas de Dios impresiona. Pero más impresiona, ver a todas esas almas de rodillas, mirando el cuerpo de Jesús en la Custodia, cantando y pidiendo por sus madres, mujeres e hijos. No pedían para ellos, sino para los demás. Una gran enseñanza de la cual todos debemos aprender.

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