Las señales del Huerto de los Olivos

El Domingo de Ramos se abre paso en la Cuesta del Rayo, aunque no se vea el caminar de nazarenos azules hacia la Parroquia del Corpus Christi. Como un pasaje más de «La Pasión según Algeciras», Jesús abre sus manos para anunciarnos un destino ya conocido: su Pasión, Muerte y Resurrección.

El Señor no tiene potencias ni una túnica bordada. Su austeridad puede interpretarse como un guiño a los tiempos actuales, tan duros y complicados.  Pero, quizás es una señal que nos lleva al pueblo de Israel. En aquellos tiempos, la jurisdicción se ejercía de forma arbitraria y caprichosa, lo que conllevó que Jesús de Nazaret fuese condenado por blasfemia tras su declaración como el «Mesías» o el «Hijo de Dios».

De igual forma, en esta representación, el Ángel Confortador ocupa un lugar central. Portando un cáliz, Egudiel aparece para consolar al Señor. También, su presencia en el misterio se debe a una referencia contenida en la Biblia, y más concretamente en el Evangelio de San Lucas.

Finalmente, los apóstoles durmientes cumplen con su descanso debajo de los olivos. En escenas posteriores, seguirán siendo los fieles amigos y defensores de Jesús. Asimismo, el juego de luces nos lleva a una noche cerrada marcada por una oscuridad, en la que la tristeza y los recuerdos por la Semana Santa de siempre copan nuestros pensamientos. Hoy es Domingo de Ramos y así lo vive la Cuesta del Rayo.

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