Lunes Santo: «El Lunes Santo que pudo ser… pero que sentimos en nuestros corazones» por Jorge Julia Aguilera

Amanece un año más, tras la bicentenario capilla, el día grande para la Hermandad roji-blanca, esa que con sones ligados a Arahal levanta pasiones en la tarde-noche del Lunes Santo algecireño.

Pero en esta ocasión, la Capilla desierta y sin desmontar, sin pasos y con bancos, sin flores «despetalás», la cera sin fundir, la plata a medio limpiar y en cada casa, el corazón partió.

El Alfa y el Omega, el bien y el mal, cabeza y corazón: la doble razón ante nuestra razón de ser. Por una vertiente la responsabilidad, la coherencia y la sensatez de quedarnos en casa ante esta cuarentena social, y por la salud de todos, pero a su vez el alma rota de esa ansiada espera que se alarga en el tiempo otros 365 días más.

Este año 2020, nuestra Cuaresma se ha convertido en una cuarentena. En definitiva, 40 días son. Unos de conversión y preparación para la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, mientras que la otra nos servirá para ser mejores personas y poder valorar más lo que tenemos al lado y que a diario pasa desapercibido, pero sin dejar en el olvido a todos aquellos que en estos días están sufriendo esta enfermedad, que ha paralizado al mundo, así como aquellos que están en primera línea de batalla de esta situación dejándose la vida por los demás, y por supuesto por todas aquellas personas que desgraciadamente han caminado hacia el Señor y su Santa Madre, esa que este Lunes Santo, desde su  pequeña capilla mirará una vez más al cielo y entre la Amargura y la Soledad, derramará LÁGRIMAS DE VIDA por todas aquellas personas que nos han dejado a causa del COVID-19.

Pero siempre nos quedará en el recuerdo, y por supuesto en nuestro corazones, cada instante que hemos vivido en esas Cuaresmas eternas que se viven en el seno de la Hermandad de Columna, por que podemos dar gracias a Dios por que nuestra Cofradía no es una hermandad de 1 solos día, o 40 a lo sumo. Afortunadamente vivimos la Hermandad los 365, o como en este caso, 366 días del año; símbolo de una Hermandad viva y llena de vida.

Por ello podemos sentirnos orgullosos de haber vivido y poder recordar cada uno de esos instantes en el local de enseres, donde haciendo hermandad, y con el trapo y el cepillo en la mano, le sacamos brillo a la plata para que ese Lunes Santo ese candelabro brille como con que más, o con el mimo, la delicadeza y a su vez cariño con el que se limpia esa dorada corona que portada sobre sus sienes la Reina del Lunes Santo.

O, sin ir más lejos, cada rato en los ensayos de costaleros donde los hombres de Cristo y de María preparan su cerviz para ser los pies de ambos, bajo la voz rota del sabio capataz; o el ansiado ritual para muchos, siendo pocos los elegidos, de fundir la cera; esa que este Lunes Santo, en nuestros corazones, llorará por todos los que estamos en casa rezando, pidiéndole al Señor: salud y fuerza, y por que no, con la boca chica… pidiendo que pase rápido estos 357 días para que de nuevo el sol salga dejando con él un nuevo Lunes Santo.

Horas interminables de limpieza, organizar, montajes, reuniones tras reuniones, así como el ancestral ritual de subir el techo de palio. Todo va cogiendo forma, como si del mejor engranaje se tratase.

Ya ambos pasos en la Capilla donde Europa se hace Rosario, y tras su correspondiente meditación y  el anhelado beso a los titulares, ambos entronizan sus pasos.

La basta y tallada madera de cedro frunce entre hojarasca esos azotes por el perdón de nuestros pecados hacia nuestro Señor. Mientras,  entre la reputada plata, y en perfecta simbiosis con esa esencia de nardos y el oro bordado entre hilos de las mayores de la Hermandad, hace para María… La «Gloria misma», Y allí, ELLA, la virgen concebida, ataviada de Reina con sus pliegues, que esas benditas manos, engalanan entre mantilla, sedas y tules para que luzca como la flor más bella de todo el jardín de tu Algeciras.

Y sin darnos cuenta, sólo queda embellecer, más si cabe, los pasos de nuestros titulares, esa flores que derrocharan la esencia de Columna en la calle. Para que culminen, como la mejor lluvia que un cofrade desea, esa lluvia de pétalos sobre el palio de la Madre de Dios bajo el aplauso de una ciudad que disfruta de su Lunes.

Este Lunes Santo, nos faltara esos 160 pasos por minuto que nos marca la Legión, añoraremos esa mañana en la Capilla donde se funden abrazos y besos con un guiño por el trabajo bien hecho, las palmaditas en la espalda aconsejando el descanso tras una larga peoná, la sonrisa cómplice de tu cuadrilla de trabajo al ver todo organizado y preparado, y la Satisfacción del deber cumplido.. Sólo a la espera de que el reloj marque las siete y media de la tarde, y la Cruz de Guía salga por el dintel de su Capilla, instante en el que se para el tiempo en Algeciras, una Hermandad que se hace Cofradía: grandes y pequeños, mantillas y nazarenos, acólitos y monaguillos, costalero y capataz, Alcalde y Corporación, Escopetores, bomberos, Legión y Policías Locales, Hermanos Mayor y Junta de Gobierno, Grupo Joven y Bordadoras, el cura y su prior, Arahal y Sanlúcar la Mayor, Fe y devoción, penitencia y oración. en definitiva… Jesús y María.

Esto es lo que sería nuestro Lunes Santo, pero ese Lunes soñado, es el que en el día de hoy, sentimos en nuestros corazones, por que todos hacemos Columna.

Sólo me gustaría una cosa, y es que a las siete y media de la tarde, alguien viniera y me despertará y que todo haya sido un mal sueño…..

Jorge Julia Aguilera para MUNDO COFRADE ALGECIRAS

Mayordomo de la Hermandad de Columna

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