Mensaje de Antonio Garrido Párroco de San Antonio, Reapertura de la Parroquía

MENSAJE DEL PÁRROCO, RVDO. ANTONIO JESÚS GARRIDO, ANTE LA NUEVA APERTURA DE LA IGLESIA DE SAN ANTONIO EL LUNES 11 DE MAYO.

Tiempo de Cuaresma y Semana Santa. Tiempo de Pascua. Tiempo de Pandemia.

El Domingo 15 de Marzo, III Domingo de Cuaresma, la puerta de nuestra Parroquia de San Antonio, como las puertas de cientos y cientos de Parroquias de España, no se abrieron.

Parecía que el tiempo se había parado. Qué cierto es que en el Seminario forman a los sacerdotes para vivir por y para los fieles.
La puerta de San Antonio se cerraba y este sacerdote, al igual que vosotros, se enfrentaba a una realidad que jamás había imaginado.

Ese Domingo, III de cuaresma, el templo tenía que haber rebosado de gente. Función Principal de la Sagrada Mortaja. Confesiones. Confidencias. Saludos y besos. Vida Parroquial….
La puerta de San Antonio y las puertas de cada una de nuestras casas, también se cerraban. Comenzábamos en plena cuaresma un “Tiempo” que no siendo litúrgico, nos iba a alejar físicamente los unos de los otros, pero que pasado las semanas y los meses, podemos afirmar que nos ha unido más que un día de convivencia parroquial o de retiro espiritual.

La puerta de San Antonio, como la de cientos y cientos de Parroquias se cerraban para comenzar un estremecedor Tiempo de Pandemia. Ese Domingo, 15 de Marzo, sin previo aviso, nos enfrentábamos a una realidad que más que ser realidad, parecía una película de ciencia ficción.

Os confieso que ese día el sentimiento de vacío, soledad y tristeza invadía el alma del sacerdote. No estamos llamados a vivir nuestro sacerdocio en soledad.
El primer toque de campana sonaba, pero la puerta permanecía cerrada.
El segundo toque de campana sonaba, y no había nadie que proclamara leyera moniciones o peticiones.
El tercer toque de campana sonaba y en la Patena una sola forma preparada para consagrar.

Comenzábamos de la mano del Señor un tiempo en el que si pensarlo ni planificarlo, vosotros y un servidor, le dimos la mano fuertemente al Señor: retransmisiones en directo para rezar el Ángelus, el Santo Rosario. Exposiciones diarias del Santísimo que nos han sostenido y alentado a vivir un nuevo día. A afrontar una nueva noche. A soportar las crueles cifras de infectados y los vertiginosos números de fallecimientos diarios. Tuvisteis que hacer el esfuerzo de comulgar espiritualmente. Eucaristías celebradas en la soledad de un vacío templo que poco a poco me hacían ver la presencia constante de los fieles que estaban detrás de esa tablet que Arturo y Mari Luz dejaron a prisa y corriendo sin saber cuándo y cómo la volvería a recoger.

La puerta de San Antonio se cerró. Y no sabíamos cuándo se volvería a abrir. Los días y las semanas de cuaresma pasaban. Semana Santa? Triduo Pascual? La Puerta seguía cerrada y gracias a esa tablet, vosotros y un servidor estábamos unidos a nuestro Dios. Inolvidable Domingo de Ramos. Intensísimo Jueves Santo. Sereno y profundo Viernes Santo. Inolvidable Vigilia Pascual. “DETENTE COVID,19” súplica cargada de llanto y desesperación que se ha quedado grabada en nuestro Cirio Pascual.

La Puerta seguía cerrada y llegamos en este Tiempo de Pandemia al Tiempo de la Pascua.
Esa soledad con el paso de los días, semanas y meses desaparecía poco a poco. Ese vacío y ese silencio ensordecedor del templo hacían que cada banco hablara por cada uno de vosotros. Y es que en estos largos meses, este templo ha estado lleno de gente. Muy lleno de gente: Miembros de esta comunidad parroquial, fieles de otras parroquias, hermandades y grupos de Algeciras. Hermanos en la Fe que desde mi pueblo de Tarifa, pasando por mi amada y añorada Facinas, y de innumerables lugares como Barbate, Cádiz, San Fernando, La Línea, Barcelona, Málaga o Ceuta. Pueblos de Asturias, de la Comunidad de Madrid, (Leganés, Alcalá de Henares) o Valencia. Hemos estado unidos en cada celebración de la Eucaristía.

Y así, juntos, hemos rezado y hemos compartido el dolor por el fallecimiento de ese padre, abuelo, hermana o amigo que murió por este maldito virus.

Hemos sufrido cada vez que nos enterábamos que personas conocidas habían enfermado, hemos rezado con y por todo el personal sanitario que como auténticos ángeles han trabajado en los hospitales y nos hemos alegrado con lágrimas en los ojos cada vez que recibíamos noticas de avances y sanaciones. Hemos rezado con insistencia por cada policía, militar, farmacéutico o trabajador de supermercados que también se exponían por ofrecernos una vida estable.

La puerta estaba cerrada y los bancos, físicamente vacíos, estaban cargados de nombres y vidas que traíamos cada día a la Eucaristía.

Tiempo de Pandemia. Tiempo de largas charlas telefónicas. Tiempo de oraciones intensas. Este tiempo no ha acabado pero gracias a Dios, la Puerta de San Antonio se volverá abrir. Y se abrirá calladamente. Con cuidado. Con delicadeza. Desde el silencio, tal y como Dios actúa.

No se ocuparán todos los bancos.
Pero tened claro que en los espacios vacíos estarán las vidas de los enfermos por los que tenemos que seguir rezando, las vidas de esos ángeles que son nuestros médicos y enfermeras, nuestro personal de Cáritas que atienden con el cariño que sólo ellos saben dar, en esos sitios vacíos estarán los difuntos que han marchado al Cielo, estaréis las personas que viviendo lejos, día a día habéis celebrado la Fe y me habéis alentado a seguir haciendo presente al Señor y sobre todo estaréis los mayores de nuestras parroquias que todavía no podéis venir.

Doy gracias a Dios por este tiempo. Porque me ha hecho descubrir el valor de la oración y el poder de la Eucaristía. Porque una vez más podemos afirmar que la Fe mueve montañas, acorta distancias y une corazones. Que la Fe es el mejor bálsamo para el dolor y el paño q mejor enjuga las lágrimas.

Gracias por la ayuda de Verónica y Olga que con solo una mirada han sabido cómo animarme cuando el ánimo decaía y por cada emoticono de o.k. al acabar esa homilía que me era imposible pronunciar, por cada sonrisa aguantada tras la tablet y por cada una de las oraciones y adoraciones que hemos celebrado, por cada mensaje que cada uno de vosotros me habéis mandado, por cada ofrecimiento, por cada palabra de aliento, por cada: estás bien?, Necesitas algo?, por ese: hoy no estabas animado! Por ese simple emoticono de manos unidas en oración. Detrás de cada mensaje o llamada habéis logrado que este sacerdote se haya sentido el más afortunado del mundo.

El 15 de Marzo, de golpe, la Puerta de San Antonio se cerró. Mañana lunes, 11 de Mayo, todos podremos segur viendo que la VIDA, que para nosotros es Cristo, está esperando con su ETERNO PRESENTE, que para nosotros, es Dios.

La Puerta de San Antonio se abrirá para ESPANTAR Y VENCER ESE MIEDO que nos empobreció y nos dejó encerrados.

La Puerta de San Antonio se abrirá para hacernos comprender de una vez por todas, que la vida del seguidor de Cristo es ENCONTRARNOS QUE PARA ESO NACEMOS AL BAUTISMO.

La Puerta de San Antonio se abre para que podamos llegar el punto más alto, que es el Amor, el AMOR DE CRISTO, muerto en la cruz y Resucitado.

La Puerta de San Antonio se abrirá para que suene la misma canción. Para que sigamos descubriendo que todas las cosas bellas comenzaron cantado, para que jamás olvidemos que tu MADRE, nuestra MADRE, en todo este tiempo, nos ha cuidado y acunado en cada rosario que le hemos rezado.

Infinitamente agradecido a Dios por el amor que nos tiene esperaré con ansias ver que la Puerta de San Antonio se abre para que juntos sigamos viviendo este tiempo de Pandemia.

No olvidéis… LA VIDA ESTÁ ESPERANDO, CON LLUVIA O BAJO EL SOL.

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