Un Via Crucis sobrio y elegante da inicio a los días del gozo de la Cuaresma

El Santísimo Cristo de la Caridad, a los pies de María Santísima de la Piedad, protagoniza un Via Crucis Oficial marcado por el fervor y la solemnidad

A las 19:45 h, se abrieron las puertas de la Parroquia de San Antonio de Padua. El cortejo, formado por hermanos con cirios color «tiniebla», desfilaba con una gran sobriedad y fe. La Hermandad de la Sagrada Mortaja, una vez más, ha hecho valer su humildad y sencillez.

A los pies de María Santísima de la Piedad y arropado por un sudario, el Cristo de la Caridad recorrió las calles del Centro de nuestra ciudad «por el camino más corto» para llegar a la Iglesia de La Palma. El recorrido realizado por la Sagrada Mortaja, tanto en la ida como en la vuelta, fue el siguiente: Sierra de Guadarrama, Capitán Ontañón , Convento y Plaza Alta. Los cantos y los motetes del trío de capilla invitaban a la reflexión, contemplación y silencio ante la Sagrada Mortaja.

Como hechos a destacar, una vez más la Virgen de la Piedad derrochaba una elegancia y seriedad engrandecidas por la labor de su vestidor, Juan Andrades Azorit. Asimismo, este Via Crucis ha servido para el estreno de unas nuevas andas, que a buen seguro veremos en los traslados que esta Cofradía realiza cada Viernes de Dolores hasta su Casa de Hermandad de la Calle Teniente Miranda.

En el interior de la Iglesia Mayor de La Palma, se procedió al rezo de las Catorce Estaciones del Via Crucis. La multitud de fieles y cofrades que llenaba el templo siguió de forma atenta cada uno de los momentos de la Pasión y Muerte de Jesús, mientras la Cruz de Guía de la Hermandad de la Sagrada Mortaja se desplazaba por los pilares de la Iglesia. Así, se lograba avanzar en cada Estación del Via Crucis, cuyas lecturas corrieron a cargo de las representaciones de las distintas Hermandades y Cofradías de nuestra Ciudad.

Una vez finalizado el acto solemne en la Iglesia de La Palma, se reorganizó el cortejo para poner rumbo de nuevo a la Parroquia de San Antonio de Padua. La Cuaresma comienza a agotar sus días. La espera se ve.

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